Reflexionando sobre conciencia moral
“En la profundidad de su conciencia descubre el hombre una ley, que no se da él a sí mismo, sino que debe obedecer y cuya voz suena con claridad a los oídos del corazón cuando es necesario, invitándolo a amar y a obrar el bien y a evitar el mal: haz esto, evita lo otro. El hombre lleva en su corazón la ley escrita por Dios a la que su propia dignidad le obliga a obedecer y según la cual será juzgado. La conciencia es el fondo secretísimo y el santuario del hombre, donde está solo con Dios, cuya voz resuena en lo más íntimo.. Y gracias a la conciencia, aquella ley que se cumple en el amor de Dios y del prójimo se le da a conocer de modo maravilloso. Por consiguiente, los cristianos, precisamente por la fidelidad de su conciencia, se unen a los demás hombres en la búsqueda de la verdad y de la plena solución de tantos problemas morales. De ahí que, cuanto más se impone la recta conciencia, tanto más los individuos y las comunidades, se apartan del arbitrio ciego y se esfuerzan por ajustarse a las normas objetivas de la moralidad. Sin embargo, no pocas veces sucede que la conciencia yerra por ignorancia invencible, sin que por eso pierda su dignidad, lo cual no se puede decir cuando el hombre no se preocupa gran cosa por conocer la verdad y el bien, y la conciencia se pone así al borde de la ceguera por el hábito del pecado”.(Gaudium et Spes, Punto 16)
Caminando por la calle, vemos a tanta gente hablando con teléfono celular, que nos hizo pensar cuantos cristianos tienen una línea directa con Dios, a su corazón, ellos lo sabrán?, la utilizarán?
Esta reflexión nos llevó a tratar de pensar el punto 16 del documento Gaudium et Spes, en términos de telefonía celular.
Esta línea directa y exclusiva que nace en nuestro corazón, con costo pago y directamente a cargo de Dios. Decimos directa y exclusiva, pues nadie puede interferirla, ni tampoco pueden escucharla, pero nosotros debemos tener siempre encendido el teléfono, para recibir todos los “mensajes de texto” que el Señor nos envíe, haciéndonos conocer y separar el bien del mal en nuestras acciones, por eso es deber nuestro tener siempre abierto el canal de comunicación, y mantener la “carga de la batería alta”.
Y Como debemos hacer para mantener la carga de la batería alta? Intentando diariamente darle el suministro eléctrico necesario, y como lo logramos? Mediante la lectura de la Palabra de Dios, e interpretando su voluntad y conociendo el magisterio de la iglesia; mediante los transformadores adecuados, es decir: los sacerdotes, nuestros catequistas, y toda persona que esté capacitada para darnos a conocer e interpretar, lo que Dios nos hace conocer por medio de sus mensajes, los cuales debemos obedecer (no queda mejor aceptar), para que tengamos una recta conciencia, que hace de nosotros un receptor idóneo de los deseos de Dios.
Debemos entender, que en ciertas circunstancias por problemas de antenas y/o ruidos externos, los “sms” de Dios, no los recibimos (por culpa nuestra) con la claridad necesaria y tomamos no deliberadamente decisiones equivocadas, si esto es por ignorancia de nuestra parte, tengamos la seguridad que Dios, no apagará su celular y seguirá haciéndose cargo del costo de esta línea, que siempre nos unirá a él, pues el quiere que conozcamos la verdad y el bien.
Nosotros no deberemos, repetir las acciones que nos llevará a no recibir con claridad sus deseos, pues en caso de no buscar posición adecuada de antena y no usar los transformadores adecuados, nuestro receptor -siempre por culpa nuestra- dejará de recibir su señal.
Caminando por la calle, vemos a tanta gente hablando con teléfono celular, que nos hizo pensar cuantos cristianos tienen una línea directa con Dios, a su corazón, ellos lo sabrán?, la utilizarán?
Esta reflexión nos llevó a tratar de pensar el punto 16 del documento Gaudium et Spes, en términos de telefonía celular.
Esta línea directa y exclusiva que nace en nuestro corazón, con costo pago y directamente a cargo de Dios. Decimos directa y exclusiva, pues nadie puede interferirla, ni tampoco pueden escucharla, pero nosotros debemos tener siempre encendido el teléfono, para recibir todos los “mensajes de texto” que el Señor nos envíe, haciéndonos conocer y separar el bien del mal en nuestras acciones, por eso es deber nuestro tener siempre abierto el canal de comunicación, y mantener la “carga de la batería alta”.
Y Como debemos hacer para mantener la carga de la batería alta? Intentando diariamente darle el suministro eléctrico necesario, y como lo logramos? Mediante la lectura de la Palabra de Dios, e interpretando su voluntad y conociendo el magisterio de la iglesia; mediante los transformadores adecuados, es decir: los sacerdotes, nuestros catequistas, y toda persona que esté capacitada para darnos a conocer e interpretar, lo que Dios nos hace conocer por medio de sus mensajes, los cuales debemos obedecer (no queda mejor aceptar), para que tengamos una recta conciencia, que hace de nosotros un receptor idóneo de los deseos de Dios.
Debemos entender, que en ciertas circunstancias por problemas de antenas y/o ruidos externos, los “sms” de Dios, no los recibimos (por culpa nuestra) con la claridad necesaria y tomamos no deliberadamente decisiones equivocadas, si esto es por ignorancia de nuestra parte, tengamos la seguridad que Dios, no apagará su celular y seguirá haciéndose cargo del costo de esta línea, que siempre nos unirá a él, pues el quiere que conozcamos la verdad y el bien.
Nosotros no deberemos, repetir las acciones que nos llevará a no recibir con claridad sus deseos, pues en caso de no buscar posición adecuada de antena y no usar los transformadores adecuados, nuestro receptor -siempre por culpa nuestra- dejará de recibir su señal.
Silvia y Jorge Castello
1 Comentarios:
Silvia y Jorge: Muchas gracias, por hacer de un tema profundo y sustancioso ,algo cotidiano y en un lenguaje cromprensible hasta para los más pequeños,sigan en este camino y que Jesús los ilumine. Paz y Bien. Alicia de Villa Luro
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Anónimo, at 03 enero, 2007 09:21
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