SEPARADOS EN NUEVA UNION

miércoles, diciembre 27

Mirar a nuestro alrededor

AMOR A LA VIDA
Un profesor fue invitado a dar una conferencia en una base militar, y en el aeropuerto lo recibió un soldado llamado Ralph.
Mientras se encaminaban a recoger el equipaje, Ralph se separó del visitante en tres ocasiones: primero para ayudar a una anciana con su maleta; luego para cargar a dos pequeños a fin de que pudieran ver a Santa Claus, y después para orientar a una persona. Cada vez regresaba con una sonrisa en el rostro.
"¿Dónde aprendió a comportarse así?", le preguntó el profesor. "En la guerra", contestó Ralph.
Entonces le contó su experiencia en Vietnam. Allá su misión había sido limpiar campos minados. Durante ese tiempo había visto cómo varios amigos suyos, uno tras otro, encontraban una muerte prematura.
"Me acostumbré a vivir paso a paso", explicó. "Nunca sabía si el siguiente iba a ser el último; por eso tenía que sacar el mayor provecho posible del momento que transcurría entre alzar un pie y volver a apoyarlo en el suelo.
Me parecía que cada paso era toda una vida".
¿Cuántas veces en nuestras vidas necesitaríamos tener este mismo tiempo, esta misma capacidad de observación y de disfrute entre paso y paso de nuestro caminar?
Son muchas las veces que nos ponemos un fin, una meta, un objetivo y caminamos hacia él con la mirada fija, o se nos presenta un problema e intentamos salir de él, también sin mirar a nuestro alrededor. Son muchas las veces que nos sentimos agobiados por el peso de nuestra vida cotidiana y no somos capaces de dirigir nuestra mirada a nuestro entorno, a cada uno de quienes nos acompañan, a quienes están cerca nuestro y comparten, con quienes existe una dependencia recíproca en el camino de la felicidad.
Y no hablamos de mirar alrededor para encontrar algo que está mal, sino para disfrutar de todas y cada una de las cosas de nuestra vida que están bien, que están en orden, que si fuéramos agradecidos deberíamos poder disfrutar.
Está por llegar nuevamente el Niño Dios y el “cómo llega” dependerá exclusivamente de nosotros.
Podemos optar por recibirlo como un hecho más de nuestra cotidianeidad, y si fuera así, lo recibiremos como un niño más, que es toda dulzura hoy y esperanza a futuro, pero que es hoy solo un niño para observar, atender y disfrutar.
Podemos también recibirlo como un real Salvador, el Niño que viene a cambiar el mundo y que para hacerlo depende de cada uno de nosotros, el niño que nos invita a vivir y disfrutar de todas y cada una de las cosas buenas que nos pasan y a agradecer por el hecho de que nos pasen, el Niño que nos invita a mirar a nuestro alrededor y a darnos cuenta que no todo está perdido, que no es todo malo, que es mucho más lo bueno que hay en el mundo, pero que debe ser rescatado para hacerlo rápidamente visible a los ojos de todos.
El niño es el Salvador que llega para hacer que nos salvemos nosotros mismos, que llega para decirnos que todo lo que necesitamos para crecer, mejorar y cambiar está en nosotros, pero que debemos descubrirlo y potenciarlo, y que para esto, debemos cambiar la mirada.
Que como Ralph, en la historia de su cambio, cada uno de nosotros aprendamos a vivir cada paso, no digamos como el último sino como el más importante, y que en nuestro caminar descubramos cada una de las cosas que valen la pena, nuestras y de los demás, esas cosas que nos alentarán a vivir y nos darán fuerzas para continuar y disfrutar de nuestras vidas.
Que en el próximo 2007, el Niño que nace nos llene la vida de LUZ y que con nuestros corazones iluminados hagamos nuestro aporte luminoso a un nuevo mundo de Paz.
Les deseamos de todo corazón que pasen todos una feliz Navidad, que puedan comenzar este nuevo año con muchos proyectos ya sean personales, de relación, laborales, sociales... y que puedan gozar de un tiempo para el descanso, el ocio y la tranquilidad.

Nos encontramos en la próxima carta. Afectuosamente

Ma. Angélica y Javier Aragone
Fundación Aljibe

Queridos amigos: Javier escribió esto el mismo dia que lo mataron. El quería llegar a ustedes con este mensaje. Es un honor para mí poder hacérselos llegar sabiendo que es lo que él quería. Ma.Angélica.
Hasta pronto, siempre estaremos esperando tu próxima carta. Afectuosamente,

Silvia y Jorge Castello


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lunes, diciembre 11

«Guadalupe», una prueba del amor de Dios llevada al cine

Entrevista con el productor Pablo José Barroso
MÉXICO, D.F., lunes, 11 diciembre 2006 (ZENIT.org).-
El pasado 30 de noviembre se estrenó en México la película «Guadalupe», en la que se narra la vida de un arqueólogo agnóstico español que viaja a México para estudiar las apariciones de la Virgen María a un indígena mexicano.. El contacto con un amigo musulmán, las explicaciones de un judío, el testimonio de fe de los mexicanos y el estudio del misterioso relato del Nican Mopohua, presentado a modo de flash back, van abriendo a la fe a este representante del mundo contemporáneo. Pablo José Barroso, productor de la película responde a nuestras preguntas, en la víspera de la fiesta de la Virgen de Guadalupe.

--¿De dónde nace la idea de producir una película sobre la Virgen de Guadalupe?
--Pablo José Barroso: No soy productor de cine, soy un empresario mexicano que ha tenido sus dificultades económicas y espirituales para salir adelante. Hace aproximadamente un año tuve una experiencia maravillosa que me acercó mucho a Dios y a la Virgen. Podría decirse que era como el arqueólogo español de la película, yo creyente, pero con un corazón apagado, y que la Virgen lo encendió. A raíz de esta nueva situación, pensé que tenía que hacer algo para la gran pantalla al cumplirse 475 años de la aparición de la Virgen, como homenaje a Ella. Sin duda que ha sido Ella quien puso en mi corazón este proyecto y ha guiado el camino para que se realizara.
--¿Qué ha significado para ti ser productor del filme?
--Pablo José Barroso: ¡Lo máximo!, es increíble como todos han apoyado porque se trataba de nuestra Morenita del Tepeyac. No sabía nada de este mundo cinematográfico, y he tenido el apoyo de actores, productores, músicos, distribuidores y amigos. La mano de la Virgen se hizo muy presente durante toda la filmación, basta tener presente que han pasado sólo nueve meses desde que se terminó el guión hasta su estreno. Ahora bien, personalmente y tal como se han dado las cosas, considero que la auténtica productora es Ella y nosotros hemos colaborado en lo que nos ha pedido. Esa imagen de la Virgen plasmada en ese ayate ha vuelto a grabarse, esta vez en mi corazón y en los de las personas cercanas, mientras avanzaban los días de trabajo.
--¿Qué nuevo mensaje han querido dejar con esta película?
--Pablo José Barroso: El mensaje no es nuevo. Es el mismo mensaje que nos dejó la Virgen de Guadalupe hace 475 años, presentado de otra manera, en medio de una historia familiar, y principalmente a través de los ojos de un agnóstico, que la ciencia y el calor de la fe de los mexicanos le acercan a la Virgen para que ella también sea su Madre, su Tonantzin, y encendiéndole su corazón crea y recupere su familia.Guadalupe es una doncella judía y de piel mestiza que viene para acercarnos a Dios, no para hablar de ella misma. A los mexicanos nos dio identidad como nación y a todos nos enseña que siempre está al cuidado de nosotros como una buena madre.
--¿Qué ha significado este trabajo para los que han quedado involucrados?
--Pablo José Barroso: El mismo proceso de producción y difusión ha sido un hermoso trabajo entre personas de varias nacionalidades. Hay actores mexicanos, españoles y árabes. La producción es una co-producción de españoles y mexicanos. El director es ecuatoriano de nacionalidad francesa. La música es fruto del trabajo de mexicanos, italianos y estadounidenses. Sin duda para todos los involucrados en la película, esta producción ha permitido que tengamos más cerca de María, y hemos apreciado más el amor que Ella nos tiene, y eso es lo que deseo a todos los espectadores.
--¿Cuáles son tus proyectos y expectativas con este filme?
--Pablo José Barroso: Ya se estrenó en México el pasado día 30 de noviembre. El día de la Inmaculada, se estrenó en Estados Unidos y Centro América y ponemos en su corazón Inmaculado los frutos que quiera dejar en todos los espectadores. Queremos presentarla próximamente en España, Italia y Filipinas deseando que todo el que la vea conozca el acontecimiento guadalupano de 1531. Desearía que todo el que la vea experimente nuevamente la grandeza del amor de Dios que nos entrega tan tierna y poderosa Madre, y se sientan orgullosos de ser hijo de María Santísima.
Más información en

http://www.guadalupelapelicula.com
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viernes, diciembre 8

El gran proyecto de Dios sobre cada uno

Comentario del padre Raniero Cantalamessa –predicador de la Casa Pontificia– a las lecturas de la liturgia de la Misa de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción,
Génesis 3, 9-15.20; Efesios 1,3-6.11-12; Lucas 1, 26-38.
ROMA, viernes, 7 diciembre 2006 (ZENIT.org).
ELEGIDOS PARA SER SANTOS E INMACULADOS
Para que la solemnidad de la Inmaculada Concepción no se quede en mera celebración de los «privilegios» de María, sino que nos toque y nos implique profundamente, debemos comprenderla a la luz de las palabras de Pablo en la segunda lectura: «Dios Padre nos ha elegido en Jesucristo antes de la creación del mundo para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor»
Todos, por lo tanto, estamos llamados a ser santos e inmaculados; es nuestro verdadero destino; es el proyecto de Dios sobre nosotros. Poco más adelante, en la misma Carta a los Efesios, Pablo contempla este plan de Dios refiriéndolo no ya a los hombres singularmente considerados, cada uno por su cuenta, sino a la Iglesia Universal esposa de Cristo: «Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificarla mediante el bautismo y la palabra, y presentársela resplandeciente a sí mismo, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada» (Ef 5, 25-27).
Una humanidad de santos e inmaculados: he aquí el gran proyecto de Dios al crear la Iglesia. Una humanidad que pueda, por fin, comparecer ante Él, que ya no tenga que huir de su presencia, con el rostro lleno de vergüenza como Adán y Eva tras el pecado. Una humanidad, sobre todo, que Él pueda amar y estrechar en comunión consigo, mediante Su Hijo, en el Espíritu Santo.
¿Que representa, en este proyecto universal de Dios, la Inmaculada Concepción de María que celebramos? La liturgia responde a esta pregunta en el prefacio de la Misa del día, cuando dirigiéndose a Dios canta: En Ella has señalado el «comienzo de la Iglesia, esposa de Cristo, llena de juventud y de limpia hermosura... Entre todos los hombres es abogada de gracia y ejemplo de santidad». He aquí, entonces, lo que celebramos en esta solemnidad en María: el inicio de la Iglesia, la primera realización del proyecto de Dios, en la que existe como la promesa y la garantía de que todo el plan irá hacia su cumplimiento: «¡Nada es imposible para Dios!». María es la prueba de ello. En Ella brilla ya todo el esplendor futuro de la Iglesia, como en una gota de rocío, en una mañana serena, se refleja la bóveda azul del cielo. También y sobre todo por esto María es llamada «madre de la Iglesia».
María no se presenta, en cambio, sólo como aquella que está detrás de nosotros, al comienzo de la Iglesia, sino también como quien está ante nosotros «como modelo de santidad para el pueblo de Dios». Nosotros no hemos nacido inmaculados como, por singular privilegio de Dios, nació Ella; es más, el mal anida en nosotros en todas las fibras y en todas las formas. Estamos llenos de «arrugas» que hay que estirar y de «manchas» que hay que lavar. Es en esta labor de purificación y de recuperación de la imagen de Dios en la que María está ante nosotros como poderosa llamada.
La liturgia habla de Ella como de un «modelo de santidad». La imagen es justa, a condición de que superemos las analogías humanas. La Virgen no es como las modelos humanas que posan, inmóviles, para dejarse pintar por el artista. Ella es un modelo que obra con nosotros y dentro de nosotros, que nos lleva la mano al representar las líneas del modelo por excelencia, suyo y nuestro, que es Jesucristo, para hacernos «conformes a su imagen» (Rm 8, 29). Es de hecho «abogada de gracia» antes aún que modelo de santidad. La devoción a María, cuando es iluminada y eclesial, en verdad no desvía a los creyentes del único Mediador, sino que les lleva hacia Él. Quien ha tenido la experiencia auténtica de la presencia de María en la propia vida sabe que ésta se determina por entero en una experiencia de Evangelio y en un conocimiento más profundo de Cristo. Ella está idealmente ante todo el pueblo cristiano repitiendo siempre lo que dijo en Caná: «Haced lo que Él os diga».


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