Defender la verdad del matrimonio ante la mentalidad relativista
Ciudad del Vaticano, 30 Ene. 07 (AICA)
El Papa llamó a defender el matrimonio
En la mañana del sábado 27 de enero, Benedicto XVI recibió en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano a los miembros del Tribunal de la Rota Romana con motivo de la inauguración del año judicial y los exhortó a rescatar la dimensión intrínsecamente jurídica del matrimonio en armonía con la tradición de la Iglesia sin dejarse seducir por una mentalidad relativista.
En su discurso el Santo Padre reflexionó sobre la dimensión jurídica del matrimonio recordando que "en las causas de nulidad matrimonial, la verdad del proceso presupone la verdad del matrimonio mismo", expresión que "pierde relevancia existencial en un contexto cultural marcado por el relativismo y el positivismo jurídico, que consideran al matrimonio como una mera formalización social de las uniones afectivas".
El Pontífice hizo notar como el matrimonio se "vuelve contingente como lo pueden ser los sentimientos humanos, y que se presenta también como una estructura legal que la voluntad humana manipula a placer, privándola hasta de su índole heterosexual".
Asimismo el Papa llamó la atención acerca de que tal mentalidad entra también en la mentalidad de los fieles y que a "algunos les parece que la doctrina conciliar sobre el matrimonio debería llevar a negar la existencia de un vínculo conyugal indisoluble, pues se trataría de un ideal al cual no pueden ser ‘obligados’ los ‘cristianos normales’".
"En efecto –prosiguió-, se ha difundido en ciertos ambientes eclesiales la convicción de que el bien pastoral de las personas en situación matrimonial irregular exigiría una suerte de regularización canónica, con independencia de la validez o nulidad del matrimonio, es decir, al margen de la verdad sobre su condición personal".
En alusión a la legalización de pactos civiles o matrimonios homosexuales en algunos países el Papa también les recordó a los juristas que no se dejen “seducir por otras vías o interpretaciones que implican una ruptura con la tradición de la Iglesia y se alejan de la verdadera esencia del matrimonio”.
Ante tal situación Benedicto XVI reafirmó que "el matrimonio tiene una verdad, a cuyo descubrimiento y profundización concurren armónicamente la razón y la fe, es decir el conocimiento humano, iluminado por la Palabra de Dios, sobre la realidad sexualmente diferenciada del hombre y de la mujer, con sus profundas exigencias de complementariedad, de donación definitiva y de exclusividad".
"A partir de esta unidad dual de la pareja humana se puede elaborar una auténtica antropología jurídica del matrimonio. Todo matrimonio es fruto del libre consenso del hombre y de la mujer, pero su libertad traduce en acto la capacidad natural inherente a su masculinidad y feminidad", agregó.
El Papa recordó que "ante la relativización subjetivista y libertaria de la experiencia sexual, la tradición de la Iglesia afirma con claridad la índole naturalmente jurídica del matrimonio, es decir su pertenencia por naturaleza al ámbito de la justicia en las relaciones interpersonales. En esta óptica el derecho se entrecruza con la vida y con el amor como su intrínseco deber ser".
Asimismo, el Papa señaló que la indisolubilidad de un matrimonio católico depende sólo de la ley divina pues "no deriva del empeño definitivo de los contrayentes, sino que es intrínseco en la naturaleza de la poderosa unión con Dios".
Por ello, pidió al Tribunal que contribuya a "superar la crisis del sentido del matrimonio" siendo "convencidos servidores de la justicia" para redescubrir "la belleza de la verdad del matrimonio".
Benedicto XVI reiteró que el único matrimonio valido para la Iglesia es "el que es fruto del libre consenso de un hombre y una mujer, cuya libertad traduce en acto la capacidad inherente a su masculinidad y feminidad".
Finalmente el Santo Padre llamó a reaccionar ante la "mentalidad relativista con valentía y confianza, aplicando constantemente la hermenéutica de la renovación en la continuidad sin dejarse seducir por vías interpretativas que implican una ruptura con la tradición de la Iglesia".
El Papa llamó a defender el matrimonio
En la mañana del sábado 27 de enero, Benedicto XVI recibió en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano a los miembros del Tribunal de la Rota Romana con motivo de la inauguración del año judicial y los exhortó a rescatar la dimensión intrínsecamente jurídica del matrimonio en armonía con la tradición de la Iglesia sin dejarse seducir por una mentalidad relativista.
En su discurso el Santo Padre reflexionó sobre la dimensión jurídica del matrimonio recordando que "en las causas de nulidad matrimonial, la verdad del proceso presupone la verdad del matrimonio mismo", expresión que "pierde relevancia existencial en un contexto cultural marcado por el relativismo y el positivismo jurídico, que consideran al matrimonio como una mera formalización social de las uniones afectivas".
El Pontífice hizo notar como el matrimonio se "vuelve contingente como lo pueden ser los sentimientos humanos, y que se presenta también como una estructura legal que la voluntad humana manipula a placer, privándola hasta de su índole heterosexual".
Asimismo el Papa llamó la atención acerca de que tal mentalidad entra también en la mentalidad de los fieles y que a "algunos les parece que la doctrina conciliar sobre el matrimonio debería llevar a negar la existencia de un vínculo conyugal indisoluble, pues se trataría de un ideal al cual no pueden ser ‘obligados’ los ‘cristianos normales’".
"En efecto –prosiguió-, se ha difundido en ciertos ambientes eclesiales la convicción de que el bien pastoral de las personas en situación matrimonial irregular exigiría una suerte de regularización canónica, con independencia de la validez o nulidad del matrimonio, es decir, al margen de la verdad sobre su condición personal".
En alusión a la legalización de pactos civiles o matrimonios homosexuales en algunos países el Papa también les recordó a los juristas que no se dejen “seducir por otras vías o interpretaciones que implican una ruptura con la tradición de la Iglesia y se alejan de la verdadera esencia del matrimonio”.
Ante tal situación Benedicto XVI reafirmó que "el matrimonio tiene una verdad, a cuyo descubrimiento y profundización concurren armónicamente la razón y la fe, es decir el conocimiento humano, iluminado por la Palabra de Dios, sobre la realidad sexualmente diferenciada del hombre y de la mujer, con sus profundas exigencias de complementariedad, de donación definitiva y de exclusividad".
"A partir de esta unidad dual de la pareja humana se puede elaborar una auténtica antropología jurídica del matrimonio. Todo matrimonio es fruto del libre consenso del hombre y de la mujer, pero su libertad traduce en acto la capacidad natural inherente a su masculinidad y feminidad", agregó.
El Papa recordó que "ante la relativización subjetivista y libertaria de la experiencia sexual, la tradición de la Iglesia afirma con claridad la índole naturalmente jurídica del matrimonio, es decir su pertenencia por naturaleza al ámbito de la justicia en las relaciones interpersonales. En esta óptica el derecho se entrecruza con la vida y con el amor como su intrínseco deber ser".
Asimismo, el Papa señaló que la indisolubilidad de un matrimonio católico depende sólo de la ley divina pues "no deriva del empeño definitivo de los contrayentes, sino que es intrínseco en la naturaleza de la poderosa unión con Dios".
Por ello, pidió al Tribunal que contribuya a "superar la crisis del sentido del matrimonio" siendo "convencidos servidores de la justicia" para redescubrir "la belleza de la verdad del matrimonio".
Benedicto XVI reiteró que el único matrimonio valido para la Iglesia es "el que es fruto del libre consenso de un hombre y una mujer, cuya libertad traduce en acto la capacidad inherente a su masculinidad y feminidad".
Finalmente el Santo Padre llamó a reaccionar ante la "mentalidad relativista con valentía y confianza, aplicando constantemente la hermenéutica de la renovación en la continuidad sin dejarse seducir por vías interpretativas que implican una ruptura con la tradición de la Iglesia".
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